Las iglesias franciscanas fueron edificadas a mediados del siglo XVIII, durante la última fase de la evangelización del interior de México y se encuentran enclavadas en medio de la Sierra Gorda en la parte norte del estado de Querétaro.

Estas construcciones se llevaron a cabo de forma parecida con: capillas posas, un atrio con una cruz al centro y una capilla abierta. Lo que las distingue es su estilo barroco popular novohispano con una enorme riqueza en su ornamentación en donde se ve claramente el mestizaje, ya que se incluyen elementos indígenas pero con las técnicas y enseñanzas de los misioneros.