En lo profundo de la imponente Sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, se encuentra un lugar tan enigmático como majestuoso: el Valle de los Monjes, un paisaje que parece sacado de una leyenda ancestral o de una pintura surrealista.

Un bosque de piedra con figuras humanas

Lo que hace único a este valle son sus enormes formaciones rocosas que se alzan como guardianes de piedra. Algunas de estas columnas alcanzan hasta 60 metros de altura y han sido moldeadas por la erosión del viento y la lluvia durante millones de años.

Su nombre proviene de la impresionante semejanza de las piedras con figuras humanas: al observarlas, parecen monjes altos, solemnes y silenciosos, con la cabeza agachada y envueltos en sotanas de piedra. Muchas de ellas están alineadas como si marcharan en una procesión eterna.

¿Formación natural o intervención ancestral?

Aunque los geólogos afirman que estas estructuras son producto de la erosión combinada con movimientos tectónicos, hay quienes creen que fueron talladas hace 20 millones de años por antiguos habitantes de la región. Otros prefieren creer en la leyenda popular, que dice que eran monjes que quedaron petrificados tras años de meditación y contemplación.

Misterio y espiritualidad rarámuri

Para los rarámuris, pueblo originario de la Sierra Tarahumara, estas piedras no son solo figuras curiosas: son seres sagrados. Ellos creen que son dioses antiguos que escuchan a quienes se les acercan con respeto, lo que convierte al Valle en un sitio espiritual y poderoso.

Otras formas que la piedra ha esculpido

Además de los “monjes”, hay formaciones rocosas en forma de hongos, ranas y otros seres fantásticos, lo que convierte la visita en una especie de juego visual en el que la imaginación es parte del recorrido.

¿Dónde se encuentra el Valle de los Monjes?

The Valle de los Monjes se localiza en la Sierra Tarahumara, dentro de la región conocida como Creel, un Pueblo Mágico que forma parte de la ruta del famoso Chepe Express (tren Chihuahua-Pacífico). No te pierdas la experiencia de viajar en este tren, visitar Creel y gozar de los paisajes de las Barrancas del Cobre.