Su superficie de más de veinte mil hectáreas se compone de una exuberante vegetación de pino, oyamel, enebro y nogal silvestre. Es la segunda área natural protegida en Hidalgo.

Este hermoso parque debe su nombre a los grandes yacimientos de mármol que se encuentran en su interior. Presenta relieves diversos entre los que se cuentan la Barranca de San Vicente que tiene una impresionante profundidad de 800 m; y cerros de altura considerable como los de Cangandó, una de las elevaciones más importantes del estado de Hidalgo, y el Oro de los Tepozanes. 

Dentro del parque se encuentra La Encarnación, un pueblo fantasma que tuvo su esplendor durante la era minera de la región. Aquí se fundió el hierrero con el que se construyó la Torre Eiffel de Paris y hace 100 años era conocido como la “capital minera”. Ahora puedes explorar los vestigios del pueblo que incluyen enormes chimeneas.