Bien cultural inscrito en 1994 en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Es un convento fundado por la orden de los franciscanos y construido de 1544 a 1570. Tiene un estilo que se puede calificar como una mezcla de plateresco con mudéjar.

Este conjunto fue uno de los cuatro primeros establecimientos franciscanos en la Nueva España y consta de un enorme patio con una cruz de piedra en el centro y cuatro capillas posas en cada uno de sus ángulos, cada una dedicada a: Pedro y Pablo, Juan Bautista, Santiago y la Virgen de la Asunción.

Esta construcción se caracteriza por dos altas columnas clásicas que tienen en su parte superior una delgada cornisa que forma un alfiz.

En su interior se pueden apreciar muestras de pintura mural, donde se destaca el mural de los encapuchados. La célebre pintura al fresco representa las figuras de los primeros 12 franciscanos que llegaron a la Nueva España en 1524, encabezados por fray Martín de Valencia.

Adicionalmente, cuenta con uno de los pocos retablos del siglo XVI que se han podido conservar en el país en perfectas condiciones.

El tema principal del museo es la evangelización del centro del país en donde se incluyen pilas bautismales, retablos, pinturas, textiles y objetos utilizados en ceremonias religiosas.