Fue fundado en el siglo XVII, por don Diego de Tapia, hijo de Fernando de Tapia, fundador de Querétaro. Su objetivo fue que su hija María Luisa tomara los hábitos en la orden de las monjas clarisas para lo que fundó el convento.

En la época virreinal éste llegó a ser de los conventos más grandes e importantes, aunque actualmente solamente quedan la iglesia y un pequeño anexo.

En la fachada hay una placa que cuenta la historia del templo. En ella se pueden ver portadas gemelas, contrafuertes, gárgolas, ventanas rectangulares enmarcadas en cantera y torre del lado derecho. Las portadas tienen acceso en arco de medio punto y la torre es de tres cuerpos y remate.

El interior es realmente sorprendente, cuenta con una sola nave con varios retablos churriguerescos elaborados en madera tallada y en dorado, decorados con roleos, cuernos de la abundancia, guirnaldas, querubines entre nubes y medallones, entre otros motivos. Tras una reja se aprecia un antiguo órgano de viento y un retablo churrigueresco.

El templo cuenta con un pequeño museo en donde hay una gran variedad de fotografías y libros con la historia del lugar.