No fue diseñado para tal fin sino como penitenciaria del entonces Séptimo Cantón de Jalisco. Es considerada la máxima obra neoclásica de la ciudad.

El Palacio es de dos plantas enmarcadas por una repisa que recorre las cuatro fachadas. En la planta alta sobresale su balcón principal con columnas jónicas, lo flanquean cinco balcones a cada lado.

Para el año de 1870 se dio por terminada la primer planta y la segunda inició su construcción a partir de 1883, concluyendo los trabajos en 1885.

La parte central del recinto tiene un amplio frontón con un reloj y en el interior un conjunto de siete naves de bóveda de cañón que se unen al centro de un pequeño patio, disposición que pertenece al típico estilo de las construcciones carcelarias de la época.

Se puede hacer un recorrido por el edificio para admirar sus columnas características del orden toscano, y observar al centro la entrada a las siete antiguas crujías con impresionantes frescos.