Comenzó a construirse en 1767, concluyéndose 20 años más tarde. 

Es un edificio que ha sufrido múltiples transformaciones. La fachada es de un barroco exuberante. 

La enorme cúpula está recubierta en su exterior con azulejo de Talavera. 

Es digno de admiración el bello púlpito realizado en tecali, piedra volcánica parecida al mármol y las cuatro pinturas de las pechinas. 

En el atrio hay una plazuela dedicada a su Santidad Juan Pablo II con una figura en cantera del Santo Padre y tres grandes murales hechos de azulejos de Talavera.