Se construyó en 1767 para el Conde de la Cadena, magistrado del Distrito de Alarcón.

Primeramente fue llamada “Casa de las lágrimas”, por el maltrato continuo que sufrieron los indios Tlahuicas durante la construcción de la casa. 

Hay otra leyenda que envuelve la casa que refuerza su nombre, ya que al fallecer el Conde de la Cadena, uno de sus descendientes llegó a ocuparla con su hija que no tardo en enamorarse de una persona de diferente clase social, por lo que el padre para prevenir la unión decidió quitarle la vida. Después de esto la casa fue abandonada por un tiempo.

Ha sido utilizada para una gran variedad de fines, ha sido cárcel, reformatorio, bodega, casa de moneda, cuartel general y juzgado. Y es hasta finales del siglo XIX que nuevamente es ocupada por una familia española y con el tiempo solamente queda una anciana llamada Bacilisa que se dice, escondía dinero y joyas en los huecos de las paredes de la alcoba principal, hoyos que todavía ahora se pueden ver, hasta que entraron a robarla y matarla.

Al ser adquirida por el Señor Fidel Figueroa, la casa se transformó pero conservó su estilo español con detalles de Talavera. Se destaca su portada decorada con un enrejado elaborado con cerámica poblana.

Esta casa se convirtió en un museo y esta abierta para que los visitantes conozcan su belleza arquitectónica y sus leyendas.