Su construcción de estilo plateresco se inició en 1752 y se concluyó en 1802. 

La majestuosa torre rica en esculturas, por su diseño y proporciones esta considerada como una de las más bellas de América. 

En su interior se pueden admirar 14 pinturas atribuidas a Miguel Cabrera, considerado uno de los artistas más sobresalientes del siglo XVIII. 

El altar está constituido por columnas pareadas de orden corintio, y al centro un nicho con la imagen de la Virgen María.