Para llegar a la cueva tienes que recorrer un sendero en medio de un agradable bosque y algunos miradores con vistas espectaculares.

Su nombre se debe a que en varios de sus salones se ubican diversos riscos, de hecho desde la entrada hay un declive pedregoso por el que se desciende a una explanada de arena.

La cueva guarda varias sorpresas como un montículo que semeja una peña, la cual deberá escalarse para poder seguir explorando el paisaje subterráneo y ver riscos en forma de pilas con agua fría; también hay una roca en forma de púlpito y otra más que suena como una campana al golpearla por lo que es conocida como el campanario.

Es mejor visitar la cueva cuando no es la temporada de lluvias.