Al descender de la barranca de Tararecua se llega a un manantial de aguas termales que llegan a una temperatura promedio de 35°C, pero como se combina con las aguas del río, se forman fosas de agradable temperatura. Las aguas termales no son azufrosas y brotan de la peña para caer en fosas que han sido transformadas para ofrecer más comodidad y seguridad a los visitantes.

Para llegar al manantial se desciende la barranca por un camino empinado y serpenteante, ya sea en cuatrimoto o en caballo, que esta enmarcado por un tupido bosque de álamos, encinos y pinos.

En este bello lugar se puede acampar y hay un área de asadores. Hay renta de bicicletas y caballos para recorrer las veredas aledañas. También se ofrecen paseos en lancha por el caudaloso arroyo cercano.

Otro de los atractivos de la zona es la Cueva del Chino a la cual se accede por una vereda con escalones. La cueva tiene una leyenda que cuenta que estuvo habitada por un chino solitario y misterioso y de acuerdo a los lugareños su espíritu sigue presente. Desde la entrada de la cueva hay una serie de puestos en donde los rarámuris venden sus artesanías.

En invierno este lugar ofrece paisajes mágicos, ya que puedes estar en estos manantiales que conservan sus altas temperaturas rodeado de cerros cubiertos de nieve.