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LA UNIÓN DE CUATRO SEÑORÍOS PREHISPÁNICOS: TEPETICPAC, OCOTELULCO, TIZATLÁN Y QUIAHUIXTLÁN
Época Prehispánica
La palabra tlaxcala proviene del náhuatl “tlaxcalli” que quiere decir “lugar de tortillas o pan de maíz”.
Las huellas de los primeros pobladores de Tlaxcala datan de hace 12 000 años, cuando grupos nómadas dejaron testimonio de su estadía, mediante una punta de proyectil bifacial tipo “clovis”, muy similar a las utilizadas por cazadores del altiplano sudoeste de los Estados Unidos de Norteamérica, y cuya antigüedad se sitúa entre los 13 000 y 10 000 años.
El artefacto fue encontrado en 1957 en las laderas del Cerro Coaxapo, adyacentes al poblado de San Juan Chaucingo del municipio de Tetla. Artefactos similares, pero con una antigüedad de 9 000 años, fueron descubiertos en dos sitios que se localizan a 8 kilómetros al norte, y 8 kilómetros al este de la ciudad de Tlaxcala.
Estos primeros habitantes de Tlaxcala vivían de la recolección de frutos silvestres, de la captura de pequeños animales, así como de formas elementales de caza.
La historia de Tlaxcala, no puede entenderse sin recordar a la historia de los cuatro señoríos prehispánicos de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán, cuyos pobladores concurrieron a la fundación de la capital de Tlaxcala en el siglo XVI.
Historia de Tlaxcala
Los tlaxcaltecas fueron el sexto de los siete linajes que salieron de Chicomostoc (lugar de las siete cuevas), llegando en su peregrinar a los llanos de Poyoauhtlan el año de 1208.
En esos llanos, ubicados entre las poblaciones actuales de Texcoco y Chimalhuacán, estado de México, combatieron con los tepanecas saliendo victoriosos.
Hacia 1350 abandonaron los llanos de Poyoauhtlán, dividiéndose en dos grupos: los que peregrinaron hacia el norte de Texcoco, llegando al territorio del actual estado de Hidalgo, donde fundaron Tulancingo y Huauchinango, y los que atravesaron la sierra nevada por Amecameca, y rodeando la falda del volcán Popocatépetl pasaron por Huejotzingo y Cholula, hasta llegar a Contla y pasar de ahí a Tepectipac, en el año de 1380, donde fundan el primer señorío.
Época Virreinal
Cuando Hernán Cortés solicitó la venia de los señores tlaxcaltecas para transitar por su territorio rumbo a Tenochtitlán, mediante la embajada de cuatro principales cempoaltecas, la mayor oposición a dejarlos pasar provino del guerrero Xicohténcatl Axayacatzin, hijo del señor de Tizatlán Xicohténcatl Huehuetl.
Axayacatzin argumentó ante los gobernantes tlaxcaltecas que el vaticinio de la llegada de los hombres blancos y barbados -relacionado con el retorno de Quetzalcóatl- podía ser un engaño y que esos caminantes del oriente tal vez no fueran los que esperaban. Dijo además “que los castillos flotantes eran resultado del trabajo humano, que se admira porque no se ha visto” y propuso a los cuatro señores “que mirasen a los extranjeros como tiranos de la patria y de los dioses”. Este discurso, contrario a la opinión de Maxixcatzin, señor de Ocotelulco, decidió los enfrentamientos con los españoles.
Cortés penetró al territorio de Tlaxcala por la cañada que hoy se conoce como La Mancera. En Tecoac se produjeron los primeros enfrentamientos entre españoles y tlaxcaltecas. En septiembre de 1519, las tropas de Xicohténcatl combatieron a las de Cortés en el desfiladero de Tecoatzingo, con resultados adversos a los tlaxcaltecas. Al día siguiente pelearon en los llanos del mismo lugar, nuevamente sin verse coronados sus esfuerzos.
La deserción de las divisiones de Ocotelulco y Tepetícpac, por las intrigas de Maxixcatzin, disminuyó las fuerzas del capitán Xicohténcatl quien, pensando que los hombres rubios ganaban con el apoyo del sol, intentó vencerlos en una justa nocturna, que también le fue adversa.
Al conocer esta última derrota los señores tlaxcaltecas optaron por ofrecer la paz a Cortés, ordenando a Xicohténcatl Axayacatzin suspender las hostilidades. La paz se hizo en el cerro de Tzompantepec en el mismo septiembre de 1519, concertada en términos de una alianza amistosa.
Si bien los tlaxcaltecas aceptaron el vasallaje respecto de Carlos V, Cortés les ofreció participar en la dominación de Tenochtitlán, además de respetar su autonomía y forma de gobierno. A cambio, los tlaxcaltecas adoptarían la religión católica como única y verdadera, y ayudarían en la conquista y pacificación.
Aun cuando esa unión militar con los españoles dio a los tlaxcaltecas una cohesión e identidad cultural de carácter excepcional respecto de los pueblos conquistados que más tarde configurarían la Nueva España, debe señalarse que los señores tlaxcaltecas no fueron ni los primeros, ni los únicos en negociar con los españoles los términos en que marcharían juntos a la conquista de Tenochtitlán.
Una vez pactada la paz, Cortés arribó con su ejército a Tizatlán el 23 de septiembre de 1519, alojándose en la casa de Xicohténcatl. Durante 20 días descansó en el territorio de Tlaxcala, donde le fueron obsequiadas varias hijas de principales y gobernadores, quienes recibieron el bautismo y la nueva religión.
Las ventajas de la alianza hispano-tlaxcalteca pronto se dejó sentir con la matanza de la nobleza de Cholula, donde el pillaje dotó a los tlaxcaltecas, aparte de la esperada venganza, de sal, oro, algodón, etc., artículos de los que habían sido privados por el bloqueo.
La fundación de la ciudad obedeció a la necesidad de los españoles de consolidar su alianza con los cuatro señoríos, dándole unidad a los mismos, mediante la congregación de los principales y sus vasallos, pues de esta manera se introducían las instituciones religiosas, de gobierno y de organización social de los dominadores, para desplazar paulatinamente las correspondientes a los indígenas.
Una vez consolidada la ocupación de la Nueva España, fue dividida territorialmente en cinco provincias mayores, siendo una de ellas la de Tlaxcala. La ciudad propiamente fue erigida en los años de 1540 a 1549, siendo virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza. En la traza de la ciudad tuvieron un papel muy activo los frailes franciscanos. La provincia era gobernada por un alcalde mayor, del que dependían los cuatro senadores de Tlaxcala.
A finales del siglo XVI, el gobierno español elevó la alcaldía mayor a gubernatura con facultades para ejercer actos de justicia.
Fue hasta 1524 cuando en Tlaxcala dio inicio formalmente el proyecto de evangelización franciscano. Empero la labor evangelizadora emprendida por los franciscanos no fue fácil, la resistencia ante la conversión de los tlaxcaltecas muchas veces terminó en muertes.
Movimiento de Independencia
Ya en el siglo XIX, fueron numerosos los tlaxcaltecas que participaron en el movimiento independentista, destacando entre ellos Miguel Serrano, Juan Cortés, Antonio Arroyo y Vicente Gómez. Sobresale la figura del cura Mariano Matamoros, si bien nacido en la ciudad de México, fue hijo de José Matamoros y de Mariana Guridi, originarios de Ixtacuixtla, Tlaxcala. En este territorio las acciones bélicas entre insurgentes y realistas no fueron mayores por la presencia de la guarnición realista de Puebla, que inhibió los enfrentamientos con los insurgentes.
Las simpatías de los habitantes de la ciudad de Tlaxcala por la causa de la Independencia, quedaron manifiestas el 16 de abril de 1821, cuando abrieron sus puertas al general insurgente Nicolás Bravo, quien era perseguido por el coronel Hevia, pese a la oposición del gobernador español Agustín González de Campiño, quien había fortificado y guarnecido la plaza. Ante la sorpresiva actitud de los tlaxcaltecas, Hevia detuvo la persecución y se retiró a Tulancingo, lo que le permitió a Nicolás Bravo aumentar sus contingentes, mejorar su artillería y abastecerse de parque y bastimentos para sus tropas.
Era Moderna
Su ubicación natural en el eje de comunicaciones que va del puerto de Veracruz a la ciudad de México, y el hecho de estar virtualmente rodeada por Puebla, fueron factores estratégicos determinantes durante gran parte de su historia. Los caminos de herradura que la cruzaron desde épocas tempranas, y más tarde las vías de ferrocarril, la mantuvieron ligada al Golfo y al centro del país, marcando el ritmo de su crecimiento económico, político y social, y también la involucraron en importantes acontecimientos de paz y de guerra, de progreso y de crisis.
El proceso de industrialización y urbanización acelerada de la segunda mitad del siglo XX, ofreció a la entidad una alternativa viable para su desarrollo. Sin embargo, también se han podido conservar muchas de sus tradiciones y costumbres que lo convierten en un destino con importantes atractivos turísticos.
UNA CIUDAD CON HERMOSAS JOYAS COLONIALES