Las grutas fueron descubiertas en 1959 por un guía de turistas que mientras exploraba la cueva descubrió un pasaje que llevaba a sus profundidades y los tesoros que habían colocado ahí los Mayas hace más de 800 años. 

Esta caverna cuenta con una belleza natural única por sus formaciones y la importancia que tuvo como centro ceremonial Maya. 

Estas cuevas tienen una extensión de unos 2 km y los visitantes descienden 10 metros para presenciar las maravillas subterráneas.

Lo primero que puedes ver al comenzar el recorrido es el Trono de Balam, que es donde se piensa se realizaban rituales en honor a este personaje. Más adelante, y a lo largo de todo el camino podrás ver algunos otros objetos prehispánicos como platos, incensarios, pedazos de cerámica y figuras del Dios Chaac. Pon atención a las paredes, ya que hay varias manos plasmadas a manera de pinturas rupestres.

De las cosas más sorprendentes en la gruta es un gran pilar formado por la fusión de estalactita con una estalagmita conocida como la Ceiba Sagrada, que se ubica aproximadamente a 200 m de la entrada de la cueva. Este también era un lugar de culto, por lo que está rodeado de ofrendas.

Al final del recorrido se puede visitar un lindo jardín botánico y un pequeño museo con una exhibición de varias fotografías tomadas durante la exploración de las cuevas.

Hay un espectáculo de luz y sonido en donde se relatan pasajes de su pasado ancestral. 

Este lugar cuenta con un restaurante y estacionamiento.